¡Fuera de la burbuja!

El estado de bienestar, ese concepto tan propio de nuestra sociedad democrática, una cuestión que todavía tiene que desarrollarse, para llegar a los extremos que describo al principio de "La odisea de Tashiko".
Porque, como ya destapé en anteriores entradas, nuestra protagonista vive en una sociedad utópica, en la que ni siquiera existe la necesidad de trabajar para poder vivir. Ante este panorama, es lógico que la buena de Tashiko quiera ser una ociosa, una mujer sin oficio y beneficio. Porque, ¿por qué alguien iba a ponerse a trabajar, si ya tiene todas sus necesidades vitales cubiertas? Tashiko tiene su casa energéticamente autosuficiente, su suministro ilimitado de tabletas nutritivas, los cuidados de fieles robots domésticos... ¡Incluso tiene vida social, que no está carente de frecuentes encuentros sexuales!
Así que, ¿para qué trabajar? ¿Por qué abandonar su confortable burbuja de bienestar?

Tashiko está empeñada a seguir así, viviendo igual que una adolescente ociosa durante los siglos que le quedan de vida.
Pero si Tashiko se quedase en su burbuja, yo no tendría historia que contar. Es una regla básica de todas las novelas de aventuras. Hay que sacar al protagonista de su burbuja de bienestar, para que pueda enfrentarse a mil calamidades. Porque si no lo hago, no habrá relato que narrar.
Por esta razón interviene el capitán Rómulo, el padre de Tashiko, orgulloso de no tener ni un solo vástago ocioso en su abundante descendencia. El bueno del capitán decide llevarla de viaje, para que se le quite esa idea de ser una ociosa que desperdiciará su longeva vida haciéndose la vaga.
Y como suele pasar en este tipo de novelas de aventuras, el viaje se tuerce y se llena de peligros. No obstante, gracias a esta odisea, Tashiko descubre una nueva visión de la realidad. Por lo pronto, descubre que la utopía en la que se crió está rodeada (y amenazada) por otras civilizaciones distópicas. Que por otra parte, está siendo una constante en mi obra; la utopía amenazada por distopías del otro lado de la frontera. Y también se le desvela la existencia de otras formas de vida, de otras sociedades, de otros sistemas estelares...
Porque en ello subyace la razón de viajar, de salir de la burbuja de bienestar; comprender el universo, otras realidades... Y en última instancia, encontrar sentido a tu propia existencia.