El telescopio Kepler.



De vez en cuando aparece una nueva noticia sobre este tema. El descubrimiento de un nuevo planeta fuera del sistema Solar. Ya está siendo tan habitual, que ya llega el momento en el que va a dejar de ser noticia.
Por mi parte, no me sorprende el hecho de que existan planetas orbitando otras estrellas, mundos que además presentan condiciones favorables para el desarrollo de formas de vida similares a la nuestra. Incluso hay mundos con condiciones mejores para la vida, que las que tiene la propia Tierra.
Porque al fin y al cabo, soy un fanático del género de ciencia ficción. Yo ya daba por sentado que existen estos planetas y estas formas de vida que todavía están por descubrir. Nunca me tragué la premisa de que la Tierra es el único lugar en todo el universo en donde la vida prospera. También se decía que el ser humano nunca podría volar, o que no se podía viajar a la Luna, o que la Tierra es plana y el centro del universo (¡Espera! He oído que todavía hay gente que se cree esto último).
No obstante, estos descubrimientos me emocionan, porque están demostrando que todos los autores de ciencia ficción que alguna vez hemos escrito sobre la posibilidad de contactar con formas de vida extraterrestre, estamos en lo cierto. Ahí afuera hay toda una variabilidad de seres vivos, que puede dejar insignificante la variedad biológica de la Tierra durante toda su historia natural. El telescopio Kepler nos está dando la razón. No estamos solos en el universo.

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Además, hay que tener en cuenta que este satélite solamente está rastreando una parte pequeña de la galaxia, como se puede ver en esta ilustración. Es decir, que los datos que se están obteniendo no son más que una muestra insignificante. en otras palabras, que si en una parcela tan menuda del universo hay tantos exoplanetas (más de 3500 hasta la fecha), ¿qué habrá en el resto de la galaxia? ¿O en el resto del universo? Recuerden los descubrimientos realizados por ese otro telescopio, el Hubble (sí, el que necesitaba gafas), que nos has mostrado que el universo era mucho más grande de lo que se había concebido.
Sin embargo, he detectado alguna incomodidad en ciertos círculos filosóficos-sociales-políticos-religiosos. Hasta ahora, se creía que la Tierra era el único lugar que podía albergar vida. Pero a partir de estos últimos descubrimientos, se está llegando a la conclusión de que no somos exclusivos, que la vida es un factor normalizado en el universo. De hecho, muchos cosmólogos afirman que el universo está diseñado para desarrollar vida, que si pudiéramos alterar alguna de sus constantes universales, el universo se volvería inerte y carente de vida.
Lo que inquieta a estas personas tan influyentes es adquirir la certeza de que la vida no es propia y exclusiva de la Tierra. Muchas religiones monoteístas están fundadas en que el ser humano es la criatura elegida por Dios para elevarse sobre las demás bestias de la Creación. Por lo tanto, si allá fuera hay otras formas de vida pensantes, al igual que los seres humanos, habría que reformular esta creencia. ¿Dios ama solamente al ser humano, o también a los demás seres pensantes? ¿Y si un día aterriza en el Vaticano (o en la Meca, o en Jerusalem) un ser pensante que proclama que su especie es la elegida por Dios? ¿O qué tipo de religiones e ideas filosóficas tendrían estos seres pensantes del exterior del sistema Solar?
Éstas y otras preguntas son las que intento contestar en "La odisea de Tashiko". Lo hago durante toda la novela, pero lo recalco en su trama final, en la que la protagonista viaja al centro del universo. Para esta última parte de la novela, me inspiré en el tema Alpha, de Vangelis. Y por esta razón, cierro esta entrada con este vídeo musical, que seguro que también elevará vuestro espíritu, al igual que le pasa al alma de un humilde servidor vuestro.


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