Sexo, sexo, sexo.

Ya sé lo que están pensando. El listillo recurre a la palabra más buscada en Internet para promocionar su obra. Y yo os doy la razón. Por este motivo, he repetido la palabra "sexo" en el título de esta entrada.
Sin embargo, en el caso de "La odisea de Tashiko", una entrada con este título está más que justificada. Porque, como ya mencioné en la anterior entrada, Tashiko se ha criado en una sociedad utópica. Y uno de los aspectos, que definen a esta utopía, es la libertad sexual. De hecho, gracias a esta dimensión social, Tashiko es una chica que goza plenamente de su condición bisexualmente activa, dándole igual acostarse con chicas que con chicos.
Por esta razón, defino a "La odisea de Tashiko", como un cuento para adultos, es decir, para lectores que puedan comprender por qué la protagonista actúa así y hace lo que hace. En su planeta natal, Tashiko no se corta a la hora de invitar a desconocidos atractivos a pasar una noche a su casa de campo, como tampoco le da reparos participar en las fiestas que degeneran en orgías, que se dan a diario en los puntos de reunión de su mundo feliz.
Pero no vayan a pensar que Hypatia-3 es un planeta clasificado X, al igual que los demás mundos de la Coalición. Como ya dije varias líneas más arriba, la libertad sexual es vigente y palpable. También hay habitantes castos, bien sea por motivos religiosos, o por convicciones cívicas heredadas de sus antepasados. La Coalición es muy tolerante en este aspecto, aceptando las diversas formas de afrontar la vida (o la muerte).


No obstante, Tashiko es una ciudadana media, que pretende engrosar la amplia masa de habitantes ociosos de la Coalición. Y su condición de sexualmente activa, es uno de los aspectos de su vida que peligra, cuando su padre, el capitán Rómulo, decide llevársela consigo de viaje por la galaxia. En otras palabras, que al compartir habitáculo con su padre durante tantas semanas, se ve forzada a ser sexualmente abstinente.
Y más tarde, cuando las peripecias de su odisea por volver a casa se lo permiten, consigue retomar la rutina sexual de su mundo natal, e incluso llega a tener una relación pansexual con una extraña forma de vida alienígena...
Pero ya estoy tirando demasiado de la manta. El caso es que me animo a escribir esta entrada para hablar de este tema y tenerlo zanjado. Porque desde que he añadido una dimensión sexual a mis personajes, se volvieron más realistas, más tridimensionales. Ha sucedido con Telecus Moscagua, el protagonista de "El Heraldo del Caos", que al haber sido criado en una sociedad fundamentalista, le cuesta admitir los hábitos sexuales de sus amigos de la Neo Alianza. Y también ha pasado con Josefina, uno de los personajes principales de "El Observador", cuyo pasado como chica de compañía le proporcionó tres hijos, más un vergonzoso celo por ocultar los escabrosos detalles de su currículo a sus seres queridos. Y en el caso de Tashiko, se asombra al enfrentarse a otras civilizaciones ajenas a la Coalición, comprobando que existen otras maneras de vivir la sexualidad.
Para finalizar, también quería aprovechar esta entrada para defenderme de posibles acusaciones de sexismo o machismo (prefiero el primer término). Porque lo admito, lo confieso; soy un hombre heterosexual. Y por esta razón, esta odisea está protagonizada por una chica bisexual, principalmente, porque mi orientación sexual me impide describir, con tanto lujo de detalles, las peripecias de un chico bisexual. Tampoco estoy seguro de que las aventuritas eróticas de Tashiko atraigan a lectoras femeninas a leer esta novela. Aunque, francamente, desde que me enteré de que "50 sombras de Grey", una novela en que la protagonista es atada y fustigada, se convirtió en el libro más leído por amas de casa de todo el mundo, he renunciado a comprender la psicología femenina.
No obstante, he querido apostar por una protagonista femenina, que además sea sexualmente activa, por una más que buena razón. Estoy intentando contrarrestar siglos de literatura patriarcal y misógina. Creo que todos los autores de hoy en día deberían apuntarse a esta ola feminista.
Porque si lo piensan bien, todavía hay gente que piensa que Flash Gordon era un machote cuando seducía a la hija de su enemigo Ming, pero que tachan a Barbarella de furcia por acostarse con un ángel ciego para curarle su fobia a volar.
Y lo digo yo, que una vez, en un chat de ciencia ficción, me definieron como femini-nazi cuando comenté que me hubiera gustado que las aventuras de Valerian estuvieran protagonizadas exclusivamente por Laureline, su compañera.

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